¿La envidia es sana?

La envidia es una emoción que cualquier ser humano puede llegar a sentir, pero que no está bien vista en la sociedad, ya que se relaciona con un aspecto negativo de la personalidad. Cuando alguien siente envidia es porque observa en otra persona algo que no tiene o que no puede tener pero que desearía poseer, por lo que es completamente normal sentir envidia, ya que estamos rodeados de personas que tienen cosas que no tenemos. Se puede sentir envidia tanto de cosas materiales o no, como por un coche, una casa, un trabajo o profesión, el aspecto físico o por una relación de amistad o sentimental, por ejemplo.

 

La envidia saludable o positiva es una emoción que nos mueve hacia el cambio, ya que sentir envidia puede llegar a motivarnos a cambiar esos aspectos que nos gustaría tener. Se habla también coloquialmente de la «envidia sana», que hace referencia a aquella que se siente sin maldad, por la cual se siente deseo de tener algo que otra persona tiene y tú no. Esto es positivo y te puedes llegar  a alegrar de lo que tiene otra persona y demostrárselo a pesar de que sea algo que a ti también te gustaría tener.

Y luego está el otro tipo de envidia, que es la envidia menos saludable, más negativa y puede llegar a ser destructiva, ya que la persona no se alegra del bien ajeno, sino que más bien le da rabia y no suele mostrar su alegría, puede mostrar indiferencia, aunque también podría llegar a mostrar alegría fingiéndola. Normalmente se produce en personas que tienen una autoestima baja, no se valoran lo suficiente a sí mismas y no les gusta su estilo de vida o algunos aspectos de la misma, pero en lugar de centrar sus energías en mejorar, las centran en focalizar la atención en los demás e intentan destacar a toda costa en otros aspectos para entrar en una especie de competencia y poder sobresalir ante esas personas, por lo que pueden acabar deteriorando esas relaciones, ya que estas actitudes suelen provocar rechazo y pueden acabar distanciándose de ellas e incluso destruyendo la relación.

En cualquier caso, la envidia nos puede servir para darnos un impulso y cambiar aquello que nos gustaría mejorar, pero nos puede perjudicar si es para hacernos sentir mal y para incomodar a los que les va bien o tienen aquello que anhelamos.

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