Muchos padres o abuelos están frecuentemente buscando la manera de complacer a sus hijos  o nietos con premios, regalos y recompensas. No olvidemos la sociedad materialista en la que vivimos en la que se da tanto valor a lo material y donde es difícil desvincularse y dejar a un lado el bombardeo de mensajes que recibimos, creando la necesidad de que los niños tengan ciertas cosas para que sean felices. Se puede observar con facilidad en la televisión, en las tiendas, en las películas o en lo que tienen otros niños.

Hay familias que lo han pasado mal en su infancia por no disponer de recursos económicos y no han podido tener los juguetes que querían, no han podido celebrar cumpleaños, etc., y eso se ve reflejado ahora en sus hijos o nietos, comprando todo lo que se les antoja o cediendo ante cualquier petición o demanda por parte de ellos. Tenemos que tener mucha cautela con esto, ya que lo que estaremos creando es niños con baja tolerancia a la frustración, que no saben aceptar un no por respuesta y entran en cólera ante una negativa, ya que no están habituados a ello, además de que dejan de valorar sus cosas y cada vez quieren más, no estando nunca conformes con lo que tienen y convirtiéndose en niños desagradecidos e inconformistas.

Los niños lo que necesitan es la presencia de sus padres, jugar con ellos, sentirlos cerca, reírse juntos, contarles sus preocupaciones, sus ideas e ilusiones y compartir la vida con ellos. Si tienes hijos sabrás que están constantemente reclamando tu atención y presencia, pues es lo que verdaderamente necesitan para un desarrollo sano, te necesitan a ti. Así que en lugar de centrar tu atención en qué comprarles, es fundamental que dediques tiempo a jugar con ellos, a estar con ellos, a disfrutar de ellos. El día a día, los trabajos, las tareas domésticas y otros problemas añadidos pueden obstaculizar que se produzca, pero si está dentro de tus planes diarios y te lo planteas como un objetivo más a cumplir, es mucho más probable que consigas llevarlo a cabo.